Si quieres terminar tu visita al barrio de Santa Cruz con un agradable paseo rodeado de vegetación, te recomiendo seguir la calle del Agua hasta el final y acercarte a los jardines de Murillo.
Aunque en inicio eran conocidos como los jardines del Retiro, luego cambiaron su nombre por el de Bartolomé Esteban Murillo, en honor al famoso pintor barroco, que nació en una calle vecina y que está enterrado en la plaza de Santa Cruz.
Se trata de un agradable jardín de 8.500 metros divididos en tres zonas diferentes y en los que encontrarás cinco pequeñas glorietas, fuentes y cerámicas.
Aunque lo más destacable del lugar es, sin duda, la exuberancia de su vegetación, con naranjos, palmeras, acacias, damas de noche… y dos ficus australianos que llevan casi años adornando la zona. Como dato curioso: fíjate en las raíces aéreas del más grande de los dos.
Después de recorrer los alrededores de la zona es más que probable que agradezcas un merecido descanso a la sombra, y estos jardines son un buen lugar en el que refrescarse antes de retomar tu ruta turística por la ciudad.
Qué ver y hacer cerca de los jardines de Murillo
Los jardines de Murillo están en una zona muy céntrica de la ciudad y justo al lado de dos de sus grandes puntos de interés: el Alcázar de Sevilla y la Real Fábrica de Tabacos.
El Alcázar es un palacio real y uno de los tesoros arquitectónicos de la ciudad, que combina estilos como el mudéjar y el gótico y dan testimonio de varias épocas de la historia de Sevilla.
Un imperdible de la ciudad que suele ser la primera visita de los turistas, de manera que te recomiendo comprar las entradas online para reservar tu visita y evitar colas (y sustos).
Y si te pilla en la zona la hora de comer, también puedes aprovechar y comer algo en la calle San Fernando, junto a los jardines del Alcázar, donde hay varios bares y restaurantes en los que coger fuerzas, como el restaurante Cristina Bistró, la tetería Al Sultán o el conocido Hard Rock Café.